Apagón en el centro de Barcelona: “¿Esto es el fin del mundo?”
Centenares de viajeros quedan atrapados en el Metro y la Guardia Urbana trata de salvar el colapso circulatorio
El apagón generalizado en toda España ha tenido graves afectaciones para la movilidad y las comunicaciones. En el caso de Cataluña, las líneas ferroviarias han sufrido cortes por la falta de suministro eléctrico, lo mismo en la red convencional que en la alta velocidad. En Barcelona, el metro ha quedado bloqueado y ha dejado a centenares de personas atrapadas dentro de los vagones.
El tráfico se ha convertido también en una actividad de riesgo. El apagón de miles semáforos ha causado que coches, motoristas y viandantes se desplacen prácticamente a ciegas, sin que nadie sepa quién tiene prioridad de paso. En el denso Eixample, con una gran movilidad de vehículos, los conductores se acumulan en las intersecciones esperando que los vehículos de las calles perpendiculares crucen o les dejen paso. Todos frenan frente a los semáforos apagados para cerciorarse de que en la calle perpendicular no aparece otro coche y causa un choque lateral. Los viandantes aprovechan el atasco de muchas calles para cruzar, entre vehículos parados, al otro lado de la calle. “¿Esto es el fin del mundo ya, no?”, dice sarcástico un conductor desde la calle de Aragón mientras trata de encender la radio en busca de noticias.
Precisamente en esa calle, Gerard Ibáñez, 37 años, regula el tráfico, en el cruce con Urgell. Asegura que le ha dicho a un guardia urbano que se tenía que gestionar el caos circulatorio y que, al obviarlo, se ha puesto él a dar o a impedir el de los vehículos, ya que no funcionan los semáforos. “Alguien tiene que hacerlo, ¿tú sabes lo que es esto?“, afirma mientras da el paso a los coches que suben por Urgell, con algún grito de gratitud. “Necesitaría un silbato!”, dice, mientras su scooter eléctrico reposa a 20 metros.

El tráfico en el paseo de Gracia, una de las arterias principales de la capital catalana, ha quedado convertido en un sindiós tan pronto como los semáforos se han tornado en faros negros. La Guardia Urbana ha movilizado a varias patrullas para regular la circulación a golpe de silbato en puntos especialmente sensibles, como la confluencia con la Gran Vía o la plaza Cataluña y Tetuán. Comercios que acostumbran a ser un corrillo de gente durante todo el día han optado por desalojar al público y cerrar puertas, caso de las tiendas de Zara, de Nike o la que tiene el FC Barcelona muy cerca del edificio que alberga la Bolsa de Barcelona. En el Corte Inglés de plaza Cataluña, un centro comercial de siete plantas, sí se permitía el de público, pese a que dentro de las tiendas apenas había luz.
El bus urbano ha seguido operando, pese a que se han apagado las pantallas informativas en las paradas. Personal de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB), de Renfe y Adif han impedido el a las estaciones de tren y de metro, convertidas en cuevas oscuras inertes. Fuentes del Metro han informado de que en el momento del apagón tenía 24 trenes en los túneles de la red.
90% de los servicios de los bomberos, en ascensores
El Ayuntamiento de Barcelona ha activado el Plan Básico de Emergencias Municipales en fase de alerta por el corte y ha constituido el Centro de Coordinación presidido por el alcalde, Jaume Collboni, gerentes y los cuerpos de seguridad y emergencia. Los bomberos han gestionado 388 servicios, de los que el 90% han sido incidentes relacionados con ascensores y han realizado 150 actuaciones. Se han priorizado las personas atrapadas en los centros sanitarios, residencias de mayores, escuelas, espacios públicos y personas vulnerables.

Los turistas se mueven con turbación por el paseo de Gracia, ajenos incluso a los atractivos de la Casa Batlló de Gaudí, foco habitual de apelotonamientos en la acera. Los guardias urbanos han tenido que realizar funciones de guías en muchos casos, tratando de dar explicaciones por un suceso que ha generado muchas más preguntas que respuestas.
Un taxista recorre las calles de Barcelona con la luz encendida y dice que lleva una hora así porque el datáfono jo funciona y solo quiere coger pasaje con dinero en efectivo. “Lo siento, pero solo si llevas efectivo”. No es el único. Justo delante, una mujer espera dentro de otro taxi a la espera de que el datáfono de su taxista tenga cobertura y pueda pagar.
A Juan Carlos León, 49, le ha pillado el apagón a las puertas de la estación de Sants, donde estaba decidido, como cada día, a tomar un tren hacia Badalona. Cuando le han dicho que iba a ser imposible porque era un caos y convencido de lo que se avecinaba, ha entrado en un bazar para comprar un kit de supervivencia. “He cogido una radio a batería, unos auriculares, pilas y dos velas”, señala, aún con los billetes del cambio en la mano.
Fuera de la capital, se ha contenido el aliento en zonas como Tarragona, donde opera el mayor polo petroquímico del sur de Europa y hay tres instalaciones nucleares: dos reactores en Ascó y el de Vandellòs. La empresa Repsol ha informado que la incidencia eléctrico no ha causado afectación en sus instalaciones.

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