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Sonia Navarro convierte en arte contemporáneo tradiciones milenarias

La creadora protagoniza la nueva muestra de la Sala Alcalá 31 de Madrid con un recorrido por la artesanía que está cosida a su obra

'Palmete', 2010. Esparto y armazón de hierro. Foto: Jonás Bel © Sonia Navarro. VEGAP, Madrid, 2025. Cortesía
Ana Marcos

Sonia Navarro se esmera en reconocer a las mujeres que han contribuido a sus obras, los lugares de los que proceden, sus saberes y cómo los han adaptado a la práctica contemporánea en un paseo por su nueva exposición. La artista murciana, protagonista en la Sala Alcalá 31 de Madrid con la muestra Fronteras y territorios, define su trabajo como colaborativo. De sus descripciones del algodón, la lana, el esparto y restos de PVC que usa en sus obras se desprende la conciencia clara de que estos materiales y la manera en la que se trabajan siempre se han vinculado con lo femenino, por lo que no han tenido ni el impulso ni el reconocimiento que se merecían hasta hace menos de un lustro. “Es también una reivindicación feminista porque sabemos que la independencia de la mujer pasa por la independencia económica y debería poder conseguirse a través de estos oficios tradicionales”, dice la creadora.

La artista lleva más de dos décadas hilando en sus obras la memoria de las manos de sus abuelas, de las que aprendió sastrería y costura. Hay también en su trabajo un recuerdo a su hermano. “Con dos años le atropelló un coche y se quedó tetrapléjico, falleció a los 22, hace ya más de una década”, explica Navarro ante una pieza que recuerda las sillas que necesitaba su hermano para que no le salieran escamas. “Está presente en mi trabajo, en aquella obra de ahí abajo”, señala hacia una pequeña pieza casi a ras de suelo, “para recordar que las personas con discapacidad no tienen el mismo campo de visión. Hablo de él todo tiempo, sigue aquí, muy presente en nuestras vidas porque era la persona más feliz que he conocido, cómo no voy a serlo yo que puedo hacer cosas como subir unas escaleras, algo que él no podía”.

La artista Sonia Navarro - Fotografía de Jesús Madriñán (2025). Cortesía.

A esa herencia de su familia y de su pueblo, Puerto Lumbreras, en Murcia, ha ido añadiendo los conocimientos de artesanas que le ayudan a, por ejemplo, recoletar, secar, trenzar, teñir y coser enormes alfombras de esparto. “Estas mujeres trabajan con una pieza de cobre en la mano para coser las trenzas que acaban siendo alfombras”, explica ante las monumentales obras, “mantienen esta tradición porque es la manera en la que pueden pagarle sus estudios universitarios a sus hijas”. El esparto es, además, una planta que, cuenta Navarro, evita la desertización.

En sus obras participan también bordadoras de Lorca a las que retó a cambiar la filigrana y el festoneo de sus piezas para Semana Santa por figuras que representan los recorridos que Navarro hace por la ciudad mezclados con los patrones que usaban sus abuelas. En la exposición se interpretan de distintas maneras las lanas en obras configuradas a partir de jarapas que se retuercen, creando unos volúmenes similares a los de los monjes de Zurbarán. También está presente este material en enormes pendones, que otorgan un carácter entre festivo y de ceremonia solemne a la exposición, hechos con los restos de una fábrica en Lorca que Navarro rescató tras el terremoto en 2011.

Uno de los trípticos de Navarro que se exponen en la Sala Alcalá 31.

Navarro recupera y revive la memoria de sus abuelas, de la artesanía en extinción y de materiales a punto de ser desechados. El PVC de sus piezas son descartes de fábricas, los trípticos en los que las tres obras no coinciden en forma y tamaño se componen de los sobrantes de telares al borde del cierre, la lana es parte de ese mínimo porcentaje que no se destruye en España. “El oro blanco se muere”, dice la artista, “el 90% se destruye”.

De esta manera, la muestra no sigue un recorrido cronológico por la carrera de la creadora, sino que va recogiendo la memoria de una parte de la artesanía española a la vez que recorre la trayectoria de Navarro en la que aparecen los tejidos, la fotografía, el collage, la pintura y la escultura.

—¿Tiene la sensación de que su trabajo contribuye a componer la memoria de unos trabajos que puede que desaparezcan?

―No lo sé. Es que yo no quiero que eso pase.

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Sobre la firma

Ana Marcos
Redactora de Cultura. Forma parte del equipo de investigación de abusos en el cine. Ha sido corresponsal en Colombia y ha seguido los pasos de Unidas Podemos en la sección de Nacional, además de participar en la fundación de Verne. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de periodismo de EL PAÍS.
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