La economía de Alemania seguirá estancada este año pese a las inversiones masivas del Gobierno de Merz
Los aranceles de Trump empujan a los ‘cinco sabios’ que asesoran al Gobierno a rebajar sus perspectivas de crecimiento para 2025 del 0,4 al 0,0%


Alemania tiene un nuevo canciller, una nueva coalición de democristianos y socialdemócratas y un nuevo fondo especial de medio billón de euros para invertir en infraestructuras y medioambiente y relanzar el crecimiento. Pero la economía, al menos en 2025, seguirá igual que el año anterior, y que el anterior. Es decir, estancada. El producto interior bruto de la primera economía de Europa no crecerá, según han anunciado este miércoles los cinco sabios que aconsejan al Gobierno en materia económica.
Con una previsión de crecimiento de un 0,0%, el Consejo de Expertos Económicos, nombre oficial de los cinco sabios, se añade así a la ristra de previsiones de otras instancias en las últimas semanas, desde el FMI a la Comisión Europea. Todos coinciden con el dictamen de los sabios. Y arrojan un interrogante: ¿cuándo empezarán a surtir efecto las medidas de canciller democristiano Friedrich Merz?
“En los próximos tiempos dos factores influirán la economía alemana: la política arancelaria de EE UU y el paquete financiero”, dijo en una rueda de prensa la presidenta del Consejo de Expertos Económicos, Monika Schnitzer. En el dictamen anterior, publicado el pasado otoño, la previsión de crecimiento para este año era del 0,4%. Según los expertos, el plan de endeudamiento y la recuperación progresiva del consumo deberían impulsar la economía, pero vistos los números será del todo insuficiente. Para 2026, los sabios apuestan por un crecimiento del 1%, mayor que en los últimos años, pero débil para una economía como la alemana, y para Europa.
El conflicto comercial desatado por los aranceles del presidente estadounidense, Donald Trump, resulta especialmente doloroso para un país como Alemania, que depende tanto de las exportaciones. Las amenazas de Trump y su imprevisibilidad han atemperado el optimismo que suscitó en un primero momento la adopción del plan de endeudamiento e inversiones. La inestabilidad geopolítica añade incertidumbre.
En el plano interno, el panorama no es mucho mejor. Los sabios avisan de que “la burocracia lastra a las empresas alemanas”. Y añaden que “el cambio estructural” golpeará a regiones y sectores “que hasta ahora era económicamente fuertes”. Cita específicamente la industria automovilística y química, asentadass principalmente en regiones del Oeste del país. Al estancamiento del PIB se suma crisis de modelo industrial agravada por la pérdida de la energía barata rusa tras la invasión de Ucrania de 2022, la pérdida del tren de la innovación en sectores como el coche eléctrico y la competencia china.
El canciller Merz asumió el cargo el 6 de junio con la promesa de un giro en la economía y en la inmigración. La idea es que, sin este doble giro, la extrema derecha de Alternativa para Alemania (AfD), segundo grupo parlamentario y primer partido de la oposición tras las elecciones de febrero, acabará siendo el más votado en las elecciones de 2029. El problema es que, por ahora, en la economía el giro no se vislumbra, después de dos años de estancamiento o leve contracción. En 2023, la economía se encogió un 0,3% y en 2024, un 0,2.
Los sabios aplauden el paquete de inversiones, pues “ofrece una oportunidad para modernizar la infraestructura y abrir la vía para un crecimiento más alto”. Pero recomiendan usar el dinero el fondo especial únicamente para inversiones de futuro, y no para otras medidas ya previstas o para subsidios. Este extremo, además de la puesta en marcha de reformas estructurales, será clave, según el dictamen, para evitar que el endeudamiento masivo ―una ruptura con años de apego al déficit cero― vulnere las reglas fiscales de la UE.
Una prioridad es la desburocratización: la reducción del papeleo, los largos y complejos procedimientos y los obstáculos jurídicos para agilizar las inversiones y reavivar la economía. Otra recomendación es llegar hasta el final en la reforma del llamado freno a la deuda, la norma constitucional que impide un endeudamiento superior al 0,35% del PIB. Alemania ya dio en marzo un primer paso en la reforma, con la adopción del fondo especial, que permitirá un endeudamiento de hasta 500.000 millones de euros, y el levantamiento del freno a la deuda para las inversiones militares.
Una de las economistas del Consejo, Veronika Grimm, emitió un voto disidente para enfatizar la necesidad de abordar el endeudamiento “conjuntamente con Europa, y no Alemania en solitario”. La liberal Grimm señala que “la política fiscal expansiva de Alemania podría aumentar las expectativas de inflación [la previsión para 2025 es del 2,1%] y, de este modo, favorecer una política monetaria más estricta del Banco Central Europeo”. Es decir, tipos de interés más altos que podrían impactar en toda Europa.
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