Alcaldes africanos ante los recortes de Trump: “Tenemos que despertarnos y encontrar soluciones propias”
Una cumbre reunió en París a alcaldes y responsables municipales de 60 países, pero tuvo como telón de fondo la salida de Estados Unidos de la OMS y la congelación de la mayoría de los fondos para cooperación durante 90 días. ¿Qué pasará después?, se preguntaban los asistentes


Prevención y tratamiento de enfermos de sida, malaria y tuberculosis, apoyo a niños autistas, planes para mejorar calidad del aire o para incentivar la pesca sustentable realizada por mujeres. Los programas financiados con fondos estadounidenses en numerosas ciudades de África, Asia y América Latina se cuentan por decenas. Pero alcaldes y responsables municipales del mundo entero reunidos en París a mediados de marzo reconocieron que ya comienzan a sentir los primeros efectos de los recortes previstos por el presidente Donald Trump, sobre todo en el ámbito de la salud. El desafío es buscar un “plan B” para colmar la brecha, una misión imposible, según algunos, una oportunidad para encontrar sus propias recetas y maneras de hacer, confían otros.
“Tenemos que despertarnos y trabajar para encontrar soluciones propias, soluciones africanas. Soy una política que piensa que debemos hacer cosas por nosotros mismos porque en África hay recursos. Necesitamos tiempo, formación y material... pero yo creo que tenemos todo para lograrlo”, explicó a este diario Chilando Chitangala, alcaldesa de Lusaka.
En su país, Zambia, los fondos estadounidenses apoyaban, entre otros, a enfermos de sida, malaria y tuberculosis, impulsaban programas de apoyo escolar y de resiliencia agrícola frente al cambio climático y luchaban contra la violencia de género. “Era un motor muy importante, pero ahora ¿qué podemos hacer? Trazar nuestro plan B. Por eso, estos encuentros entre alcaldes son cruciales. Yo me voy de París con ideas muy claras de qué hacen otras ciudades en África, Europa o América para mejorar la salud de los jóvenes o prohibir el tabaco en lugares públicos. Esas soluciones luego se pueden aplicar a otras ciudades y al ámbito nacional”, agregó.
En París se reunieron representantes de más de 60 urbes durante una cumbre de la Alianza de Ciudades Saludables, una red que agrupa a más de 70 localidades en las que viven más de 300 millones de personas y que cuenta con el apoyo de Bloomberg Philanthropies, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la entidad sanitaria Vital Strategies.
“¿Un plan B? No tengo un plan B. Dependíamos de la financiación estadounidense para proyectos muy concretos y no tenemos ese dinero para colmar el agujero que ha quedado. Así que es un momento muy difícil”. Mohammad Azaz, investigador medioambiental, habla sin pelos en la lengua. Actualmente, es el responsable de la Corporación para el norte de la ciudad de Daca (DNCC, por sus siglas en inglés), un organismo que aspira a garantizar mejores servicios a los habitantes de esta parte de la urbe, en la que viven un total de 22 millones de personas. USAID financiaba en la capital de Bangladés programas con niños autistas y con personas que migran a las ciudades, cita Azaz. “Son comunidades muy vulnerables y si estos programas desaparecen por falta de fondos significará una mayor marginación para ellos”, lamenta.
Dentro de la Alianza de Ciudades Saludables, Daca, una de las urbes con más contaminación del mundo, recibe apoyo técnico y financiero para un proyecto de mejora de la calidad del aire que consiste en instaurar dispositivos de medición para recopilar datos e informar o alertar a los ciudadanos sobre sus movimientos. “El desafío de todos nosotros es que las ciudades sean lugares vivibles y los cortes en los programas de USAID nos afectan directamente porque éramos dependientes de financiación estadounidenses para programas muy concretos”, explica. “Nuestros retos son enormes y casi todos están relacionados con el cambio climático, que provoca desastres, enfermedades, contaminación...”, agrega Azaz.
¿Un plan B? No tengo un plan B. Dependíamos de la financiación estadounidense para proyectos muy concretos y no tenemos ese dinero para colmar el agujero que ha quedadoMohammad Azaz, dirigente en Daca
Adaptarse y buscar nuevos fondos
Tras asumir la presidencia, Trump decidió que su país no seguiría formando parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y anunció que congelaba durante 90 días los fondos para la ayuda al desarrollo para replantearse su continuidad. Estados Unidos era responsable de más del 40% de la ayuda humanitaria global, canalizada principalmente gracias a USAID, la gran agencia estadounidense de cooperación internacional. Uno de los programas más duramente afectados por esta decisión es el Plan de emergencia del presidente de Estados Unidos para el alivio del sida (PEPFAR, por sus siglas en inglés), que desde 2003 previene y proporciona tratamientos para el VIH y ha salvado 26 millones de vidas, según la propia entidad.

Christian Lindmeier, portavoz de la OMS presente en la cumbre de París, subrayó que Estados Unidos y cualquier otro miembro de la organización “puede hacer con su dinero lo que quiera”, pero insistió en que “cualquier recorte que amenace millones de vidas, como a los enfermos en malaria, sida o tuberculosis, debe hacerse con tiempo, para garantizar que los programas y las organizaciones se adaptan y el choque es lo menor posible”.
“Aún no sabemos el monto de estas reducciones de fondos, porque todo cambia todo el tiempo, pero esto ya sucedió antes. Hubo recortes y los países se adaptaron, así que encontraremos otras fuentes de financiación. Si la llamamos justamente salud global es porque tenemos que trabajar para paliar los problemas globales juntos”, insistió.
Cualquier corte que amenace millones de vidas, como a los enfermos en malaria, sida o tuberculosis, debe hacerse con tiempo, para garantizar que los programas y las organizaciones se adaptan y el choque es lo menor posibleChristian Lindmeier, OMS
Cuando Trump anunció que abandonaba la OMS, el presidente de Argentina, Javier Milei, anunció que su país también saldría de la organización multilateral. El alcalde de la ciudad de Córdoba, Daniel erini, que también forma parte de esta alianza de ciudades, mostró claramente en París su desacuerdo con esta decisión.
“Es un error. La OMS tiene una trayectoria que garantiza su eficacia y en mi ciudad creemos que tiene que ser rectora de las políticas sanitarias para proteger a la comunidad. La culpa de los problemas del mundo no la tiene la OMS y hoy más que nunca tenemos que organizarnos para respaldar la salud pública global”, aseguró en una entrevista con este diario.
Según erini, el encuentro de alcaldes y responsables municipales de París mostró la importancia estratégica de las relaciones entre las ciudades. “Cuando en el mundo fracasan las relaciones entre países, sí funcionan las relaciones entre ciudades, porque es ahí donde vive la gente y donde se visualizan las transformaciones”, insistió.
Salvar la brecha
Para Erias Lukwago, alcalde de Kampala, capital de Uganda, el impacto de los recortes en la lucha contra el sida en su ciudad y en su país es ya un hecho. “En Kampala hemos logrado tener más instalaciones para apoyar a gente con sida y ahora, muchas tendrán que cerrar y no sé qué será de esas personas. Hay tratamientos que ya no se están dando por falta de reservas y tareas de prevención que ya no se pueden llevar a cabo”, citó.
ONUsida confirma que el impacto ya es palpable en la istración de tratamientos o en el diagnóstico en Uganda. En este país africano hay 1,4 millones de personas viviendo con sida y el número de muertes vinculadas al VIH llega a 20.000. Según ONG locales, los 90 días de suspensión de los servicios de lucha contra el sida financiados por Estados Unidos provocará que nazcan más de 3.600 niños con VIH, aunque las autoridades han considerado que se están publicando cifras demasiado alarmistas sobre el efecto negativo de estos recortes.
Según Lukwago, en Kampala se verán afectadas directamente unas 30.000 personas. “Es mucha gente. Hemos planteado al Gobierno central que tome algunas medidas salvar la brecha en nuestro presupuesto 2025-26, que está debatiéndose, pero parece que no va a ser tan fácil liberar los fondos y los retos van a ser enormes”, afirma.
Florence Kuukyi, directora de Salud Pública en el ayuntamiento de Acra, cita por su parte un programa de pesca saludable y segura financiado por USAID, que ayudaba sobre todo a mujeres trabajadoras. “Ya sentimos los cortes, hay un agujero financiero, se han perdido puestos de trabajo y esto impacta gravemente en centenares de familias”, resume a este diario. En 2023, USAID invirtió en Ghana 140 millones de dólares (129 millones de euros) en diversos proyectos de desarrollo, desde agricultura, pesca, salud, educación y gobernanza.
La responsable explica que las autoridades de Acra ya están pensando en cómo obtener la financiación por otras vías. “Por eso reuniones como esta son importantes. Cada ciudad tiene un proyecto que se puede replicar en otras urbes y después en el ámbito nacional. Por ejemplo, en Acra tenemos un grave problema con el control del calor. Muchas ciudades africanas están sufriendo lo mismo. Informar, contar y tomar ideas en estos foros es fundamental”, concluyó.
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