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Los expertos de la Generalitat buscan una ampliación del aeropuerto de Barcelona menos invasiva que la de Aena

La propuesta prioriza un impacto menor en la zona protegida de la Ricarda y la consejera de Territorio ite que el informe acumula retraso

En la imagen, un avión despega mientras otro está en plena maniobra de aterrizaje, en el aeropuerto de Barcelona-El Prat.
Marc Rovira

La ampliación del aeropuerto de Barcelona-El Prat explora una tercera vía para poder aterrizar. El plan de Aena para incrementar la capacidad del aeródromo catalán chocó hace tres años con una gran oposición del anterior gobierno de la Generalitat, de varios alcaldes y de plataformas ambientalistas por el gran impacto que suponía sobre el entorno natural. Ello congeló una inversión de 1.700 millones. Ahora, los técnicos del Govern de la Generalitat presidido por Salvador Illa se inclinan por una propuesta que implica alargar la pista más cercana al mar minimizando el impacto ambiental sobre la laguna de la Ricarda. El plan, todavía pendiente de la aprobación definitiva y con interrogantes procedimentales, supone recortar la distancia de 500 metros que reclama Aena para la pista y dejarlo en un tramo de asfalto nuevo que se estire, como máximo, 300 metros en dirección a Barcelona. La propuesta conlleva, además, balizar nuevas zonas de seguridad en el entorno de la Ricarda y en el otro extremo del aeropuerto, en el Remolar, otro espacio natural limítrofe con Viladecans y Gavà. Son, en términos técnicos, escapatorias para posibles maniobras de emergencia que tengan que hacer los aviones durante los despegues o aterrizajes, con la particularidad que conllevan intervenciones blandas y con la posibilidad de ser revertidas en un futuro.

La comisión mixta de técnicos de la Generalitat y del Ministerio de Transportes se inclina por un proyecto que agrande la pista hacia la Ricarda, pero con una menor afectación en el medio natural de la que implicaba la propuesta de Aena. Se quedará en un máximo de 300 metros de asfalto, completado con zonas de seguridad en los dos extremos de la pista, esto es en la Ricarda y en el Remolar. El plan, más allá de evitar una confrontación doméstica con los municipios y con los colectivos defensores de la biodiversidad del entorno aeroportuario, tiene que asegurarse la luz verde europea. Los humedales del delta del Llobregat forman parte de la Red Natura 2000, un sello europeo de protección medioambiental. Una afectación en estas zonas solo es posible si se prevén compensaciones medioambientales. En este sentido, la idea es evitar afectar la Ricarda y, además, regenerar la laguna con nuevos flujos de agua subterránea. Las escapatorias de seguridad para los aviones, lo mismo en el extremo de pista más cercano a la Ricarda que en la zona cercana al Remolar, se harían con intervenciones menores, sin obras duras ni hormigón.

El Govern avanza en el dictamen técnico que tiene que avalar una obra que el propio Salvador Illa califica de “esencial para Cataluña y la economía catalana”. El informe va con retraso, ya que el president se comprometió a tenerlo listo para principios de año. La complejidad para encontrar una propuesta de consenso ha demorado la tramitación, y tampoco ha ayudado a agilizarlo los agobios que ha tenido que manejar el Govern en otro frente: los trenes de Rodalies. La consellera de Territorio, Sílvia Paneque, itió este martes que la solución para el aeropuerto se está “alargando algunas semanas más”. Dio a entender que los informes técnicos que tiene que publicar la comisión mixta Estado-Generalitat deben ser impecables. “La prisa no debe ser un elemento que los marque, sino el trabajo bien hecho”, afirmó Paneque, e incidió en la necesidad de que no haya elementos que hagan precipitar el trabajo de la comisión.

Pero, la prórroga se agota y el Ejecutivo autonómico tiene la voluntad de acelerar la presentación del boceto de ampliación del aeropuerto barcelonés. Será un diseño que queda a medio camino de lo que demanda Aena, pero que busca calmar las voces críticas que generan las obras, por su impacto en el entorno natural del delta del Llobregat.

Aena siempre había planteado que, para hacer una inversión de 1.700 millones de euros en el aeropuerto, era innegociable alargar 500 metros la pista de mar. El argumento sostenido por los técnicos de la compañía, participada en un 51% por el Estado, ha insistido en la idea de que los aviones de gran tamaño que se suelen usar para los vuelos intercontinentales necesitan de una distancia mayor para poder propulsarse a la hora de despegar. En días de temperaturas altas o fuerte viento, a estos aparatos, conocidos en la jerga aeronáutica como wide body, no les bastan los 2,6 kilómetros que tiene la pista de mar para tomar altura con seguridad. Aena ha insistido reiteradamente en que hace falta medio kilómetro de pista para saltar de las 78 operaciones por hora que se registran actualmente y alcanzar las 90 operaciones por hora previstas en el Plan Director en vigor.

La ampliación del aeropuerto de Barcelona se ha convertido en una patata caliente para la Generalitat. Voces del sector económico y empresarial azuzan a desbloquear la intervención para asegurar que la instalación puede asumir más pasajeros y, por consiguiente, atraer a las compañías para que ofrezcan nuevas conexiones desde Barcelona. El presidente de la patronal Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, ha tomado la voz cantante en exigir la ampliación del complejo aeroportuario. “Si perdemos el tiempo, la única ampliación del aeropuerto de Barcelona que vamos a ver va a ser la ampliación de las pistas del aeropuerto de Madrid-Barajas”, dijo este pasado fin de semana, en una entrevista a EL PAÍS. La semana pasada, en un acto organizado por La Vanguardia en Barcelona, el presidente de Aena, Maurici Lucena, señaló que corresponde al Govern tomar una decisión: “Hemos de pensar si Cataluña quiere quedar fuera de la gran ola inversora que prepara Aena”, señaló.

El Comité Asesor de Infraestructuras del Ayuntamiento de Barcelona emitió el mes pasado un informe técnico que considera “urgente y necesaria” la ampliación de la instalación aeroportuaria par poder acoger más vuelos de largo radio. El documento, elaborado a partir de las aportaciones de 25 técnicos especialistas en distintas áreas, no concreta qué opción sería la mejor para garantizar la funcionalidad de la instalación y no afectar a la riqueza natural de su entorno y los humedales del delta del Llobregat.

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Sobre la firma

Marc Rovira
Corresponsal económico de EL PAÍS en Cataluña, encargado de seguir la información relacionada con la actualidad empresarial y política. Licenciado en Derecho, durante una etapa en la prensa local trabajó en Girona y en Tarragona. Ya en EL PAÍS, tuvo un paso por la sección de Deportes, cubriendo el Mundial de MotoGP. Colaborador en la SER y en TV3.
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