window.arcIdentityApiOrigin = "https://publicapi.elpais.noticiaspernambucanelpais.noticiaspernambucanas.com";window.arcSalesApiOrigin = "https://publicapi.elpais.noticiaspernambucanelpais.noticiaspernambucanas.com";window.arcUrl = "/subscriptions";if (false || window.location.pathname.indexOf('/pf/') === 0) { window.arcUrl = "/pf" + window.arcUrl + "?_website=el-pais"; }Mundos posibles y ocultos | Babelia | EL PAÍS{"@context":"https://schema.org/","@type":["NewsArticle","Article","ReportageNewsArticle"],"headline":"Mundos posibles y ocultos","datePublished":"2011-11-26T07:00:00+01:00","dateModified":"2011-11-26T07:00:00+01:00","copyrightYear":2025,"description":"","articleBody":"EN UNA CONFERENCIA que pronunció en 1894, Albert Abraham Michelson, el primer estadounidense en recibir el Premio Nobel de Física (1907), manifestó que parecía «probable que la mayoría de los grandes principios básicos hayan sido ya firmemente establecidos y que haya que buscar los futuros avances sobre todo aplicando de manera rigurosa estos principios. Las futuras verdades de la Ciencia Física se deberán buscar en la sexta cifra de los decimales». Un año después de que Michelson pronunciase estas palabras, Röntgen descubría los rayos X y al año siguiente Becquerel la radiactividad, que nadie sabía cómo encajar en el aparentemente tan firme edificio de la física. Se abría así una nueva era para la ciencia, que conduciría a una física muy diferente de la anterior; una física dominada por la física cuántica y las dos teorías de la relatividad creadas por Albert Einstein. Por supuesto, no debemos ser demasiado duros con Michelson. Es cierto que debió haber sido más cauto, pero estando reciente la extraordinaria síntesis de los fenómenos electromagnéticos que Maxwell había producido y disponiendo aún de la dinámica de Newton, podemos comprender su optimismo. Me viene todo esto a la mente porque en algún sentido desde hace algún tiempo nos encontramos en una situación parecida. Creíamos que el Universo aún tenía muchos secretos que desvelarnos —¿cómo no pensar así después de descubrimientos como los de los quásares, púlsares o agujeros negros";display:block;height:1.0625rem;position:absolute;top:1.375rem;transform:rotate(128deg) skew(-15deg);width:.9375rem;box-shadow:-2px 2px 2px #00000017;border-radius:.125rem;z-index:10}} Ir al contenido
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Mundos posibles y ocultos

EN UNA CONFERENCIA que pronunció en 1894, Albert Abraham Michelson, el primer estadounidense en recibir el Premio Nobel de Física (1907), manifestó que parecía "probable que la mayoría de los grandes principios básicos hayan sido ya firmemente establecidos y que haya que buscar los futuros avances sobre todo aplicando de manera rigurosa estos principios. Las futuras verdades de la Ciencia Física se deberán buscar en la sexta cifra de los decimales". Un año después de que Michelson pronunciase estas palabras, Röntgen descubría los rayos X y al año siguiente Becquerel la radiactividad, que nadie sabía cómo encajar en el aparentemente tan firme edificio de la física. Se abría así una nueva era para la ciencia, que conduciría a una física muy diferente de la anterior; una física dominada por la física cuántica y las dos teorías de la relatividad creadas por Albert Einstein. Por supuesto, no debemos ser demasiado duros con Michelson. Es cierto que debió haber sido más cauto, pero estando reciente la extraordinaria síntesis de los fenómenos electromagnéticos que Maxwell había producido y disponiendo aún de la dinámica de Newton, podemos comprender su optimismo. Me viene todo esto a la mente porque en algún sentido desde hace algún tiempo nos encontramos en una situación parecida.

Creíamos que el Universo aún tenía muchos secretos que desvelarnos —¿cómo no pensar así después de descubrimientos como los de los quásares, púlsares o agujeros negros">El telescopio de Einstein. Evalyn Gates. Traducción de Amado Diéguez. Revisión de Emilio José García Gómez-Caro. Alba. Barcelona, 2011. 407 páginas. 24 euros. La realidad oculta.Brian Greene. Traducción de Javier García Sanz. Crítica. Barcelona, 2011. 510 páginas. 29,90 euros (electrónico: 20,99).Universos ocultos. Lisa Randall. Traducción de Eugenio Jesús Gómez Ayala. Acantilado. Barcelona, 2011. 687 páginas. 29 euros.

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